viernes, 17 de abril de 2009

Resurreción



— M., Grünewald, Retablo del altar de Isenheim, Resurrección

— U2, White as snow


Y para celebrar la resurrección, viejos conocidos. Por una parte, tienes de nuevo el retablo del altar de Isenheim, pero esta vez no contemplas al crucificado, sino al resucitado. Posiblemente te encuentres ante la representación más atrevida y curiosa que te hayas encontrado nunca sobre la resurrección. Por otra, vas a escuchar lo último de U2, una canción titulada “White as snow”, “Blanco como la nieve”, una canción que intenta reflejar los últimos pensamientos de un soldado que muere por una bomba en Afganistán. “Blanco como la nieve”, es el color de la Pascua y de la vida nueva que el Señor nos regala por su resurrección.
¡Disfruta de la alegría de la Pascua!

1. Lee el siguiente texto. Son declaraciones de Bono, el vocalista de U2 en una entrevista con un periodista agnóstico que le preguntaba sobre su fe (Bono siempre se ha declarado católico practicante):
«Hay que intentar no ser demasiado duros con la Iglesia de Roma. La Iglesia tiene sus problemas, pero cuanto mayor me hago, más me conforta. Me gusta, además, la experiencia física de pertenecer a una multitud de gente humilde que reza con la cabeza baja. Y después está la iconografía, las vidrieras, los colores litúrgicos, el aroma del incienso...
La respuesta laica a la historia del Cristo siempre dice algo así: “Era un gran profeta, obviamente un tipo muy interesante, tenía mucho que decir, en la línea de otros profetas, sean Elías, Mahoma, Buda o Confucio”. Pero la realidad es que Cristo no te permite decir esto. No te deja salir por ahí. Cristo dice: no, yo no digo “soy un maestro”, no me llaméis maestro. Ni estoy diciendo “soy un profeta, sino: “Soy el Mesías”. “Yo soy Dios encarnado”. Y la gente dice: “Por Dios, mira, intenta ser sólo un profeta. Un profeta es algo aceptable. Sólo eres un poco excéntrico ¡Si ya estaba Juan el Bautista, que comía hierbas y saltamontes! Pero por favor, no digas esa palabra con la M..., no digas que eres el Mesías” Y Cristo responde: “Sé que esperáis que vuelva con un ejército para liberaros del mal, pero lo siento, soy de verdad el Mesías”. Así que lo que te queda es que, o Cristo era quien decía que era –el Mesías– o era un completo chiflado, tipo los de los explosivos, que se puso una tira en la frente que decía “rey de los judíos” y subió a la cruz buscando el martirio... No bromeo, Michka (así se llama el periodista). La idea de que el curso de la civilización ha cambiado, que se ha vuelto del revés, debido a un chiflado... para mí, eso sí que es difícil de creer», sostiene Bono.
«¡Pero no ha sido el único en proclamarse Mesías!», replica el periodista. «Sí, pero los demás no han cambiado el curso de nada», responde Bono. «Cuando miro a la cruz de Cristo, veo todas mis estupideces, y también las de los demás. “¿Quién era este hombre?”, me pregunto. ¿Era quien decía ser, o era solo un loco? Creo que de momento, es una pregunta a la que nadie podrá responder...», concluye, sorprendiendo al agnóstico Michka Assayas con toda una declaración de fe.

¿Qué opinas? ¿Estás de acuerdo? ¿En qué sí? ¿En qué no?
— Sí, estoy de acuerdo. Puede que fuese un loco (como fue considerado en su tiempo), pero si no lo era... Nunca lo sabremos. Sólo podemos responderlo desde la fe y desde sus mártires.
— Estoy de acuerdo con él en que como un loco cambiase a toda la civilización no es coherente.
— Me parece que tiene razón, Cristo puede parecer un loco, un chiflado que hace tonterías y se cree el mejor, pero en realidad es el hombre que salvó a la humanidad y lo dio todo porque los demás pudiéramos vivir en este mundo.
— La verdad es que algo tuvo que haber, ¿no? La libertad es como una flecha que puede dar en la verdad, pero dar de lleno es difícil.

2. Fíjate ahora en la canción. Es la más curiosa de cuantas han compuesto los de U2. Subraya la frase que más te llame la atención. Después las diremos todos juntos a modo de eco. Contempla
White as snow

Where I came from
there were no hills at all.
The land was flat,
the highway straight and wide.
My brother and I
would drive for hours.
Like we had years
instead of days.
Our faces as pale
as the dirty snow.
Once I knew there was a love divine.
Then came a time
I thought it knew me not.
Who can forgive forgiveness
where forgiveness is not?
Only the lamb
as white as snow.
And the water, it was icy.
As it washed over me.
And the moon shone above me.

Now this dry ground
it bears no fruit at all.
Only poppies laugh
under the crescent moon.
The road refuses strangers,
the land the seeds we sow.
Where might we find the lamb
as white as snow?
As boys we would
go hunting in the woods,
to sleep the night shooting out the stars.
Now the wolves are very passing stranger.
Every face we cannot know.
If only a heart could be
as white as snow.
If only a heart could be
as white as snow.

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Blanco como la nieve

De donde vengo,
no había colinas en absoluto.
La tierra era plana,
la carretera recta y amplia.
Mi hermano y yo
podríamos conducir durante horas.
Al igual que hemos tenido años
en lugar de días
Nuestras caras son pálidas
como la nieve sucia.
Una vez que sabía que había un amor divino.
Luego llegó un momento
que pensé que no me conocía.
¿Quién puede perdonar el perdón
dónde ni siquiera hay perdón?
Sólo el cordero
blanco como la nieve.

Y el agua, era de hielo.
Lavándome.
Y la luna brillaba por encima de mí.

Ahora esta tierra seca
no da ningún fruto en absoluto.
Sólo las amapolas ríen
bajo una luna creciente.

El camino se niega a los extraños,
la tierra sembrada con nuestras semillas.
¿Dónde podemos encontrar
el cordero blanco como la nieve?
Queremos que los niños
vayan de caza al bosque,
a dormir la noche debajo de las estrellas.
Ahora los lobos son extraños que pasan.
Cada cara que no podemos conocer.
Si sólo un corazón pudiera ser
blanco como la nieve.
Si sólo un corazón pudiera ser
blanco como la nieve.

3. Contempla ahora la imagen y sus detalles ¿Qué te parece? ¿Qué tiene que ver esta canción con la resurrección? ¿Quién es el blanco cordero?



— Pues Cristo nos liberta.
— El cordero es Jesucristo.
— Se ve la caída de los hombres (soldados), pero aparece un cordero blanco, que es Jesús resucitado, con un corazón puro.
— Me parece una imagen de esperanza y ánimo para el hombre. Creo que habla de la resurrección en tu interior, de cómo la vives tú en tu propia fe. El blanco cordero puede ser Dios, Jesús, el Espíritu Santo o quizás los tres a la vez...

jueves, 2 de abril de 2009

Momentos de pasión

— Paul Gauguin, Cristo en el huerto de los olivos, Cristo amarillo y Cristo verde en el calvario bretón

Paul Gauguin (1848-1903) es un pintor postimpresionista que nunca fue cristiano, pero al que le impresionaba la fe sencilla pero sincera de los bretones en Francia (puedes ver a las mujeres bretonas vestidas con sus trajes típicos en sus cuadros). Por eso pinto varios motivos de la vida de Cristo, identificándose con los sufrimientos del Redentor. Hoy vas a experimentar estos momentos de pasión a través de tres de sus obras.

— W. A. Mozart, Requiem, Domine Iesu.





1. Del evangelio según San Marcos
Fueron a una finca, que llaman Getsemaní y dijo a sus discípulos
— Sentaos aquí mientras voy a orar.
Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:
— Me muero de tristeza: quedaos aquí velando.
Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:
— ¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quiere
Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
— Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil.
De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabra Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargado Y no sabían qué contestarle. Volvió y les dijo:
— Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.


— Siento impotencia, incomprensión. Un amor no devuelto como se mereciera. Jesús siente miedo, pero los discípulos parecen ignorar el momento. Éste se vale de imágenes, señales; pero carecen de importancia para los discípulos. Llegó la Hora.
— No se dan cuenta de lo que han perdido hasta que ya es tarde.
— Yo creo que hubiera hecho lo mismo que Santiago y Juan en ese momento.



2. Del evangelio según San Marcos
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: EL REY DE LOS JUDIOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: «Lo consideraron como un malhechor.»
Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
— ¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.
Los sumos sacerdotes, se burlaban también de él diciendo:
— A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.
También los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
— Eloí Eloí lamá sabactaní. (Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)
Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
— Mira, está llamando a Elías.
Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:
— Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.
Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.


— Otra vez el Señor incomprendido. Esta vez por los otros dos crucificados y por aquellos que lo insultaban a su paso. Lo etiquetaron de malhechor.
— La mayoría tiende a lo erróneo.
— En el segundo cuadro me veo en la tarde de tinieblas, veo cómo todos insultan a Jesús y me siento triste, triste porque tengo miedo de ayudar a Jes´´us porque me podrían matar a mí también, no lo puedo hacer; Jesús me mira y me siento como mejor que antes.



3. Del evangelio según San Juan
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
— Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Luego, dijo al discípulo:
— Ahí tienes a tu madre.
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

— Jesús da el amor que le queda con su Madre y Juan. A pesar de o sufrido tine fuerzas para decírselo al discípulo amado.
— Me impresionaría mucho si yo estuviera en el lugar del discípulo al decirle: “ahí está tu madre”.
— En el último cuadro me veo como Juan y Jesús me habla; cuando termina por un aparte me siento bien (porque soy acogido en su casa) y por otra mal porque sé que Jesús va a morir, pero todos sabemos que resucitará.

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Contempla los tres cuadros, lee los fragmentos del evangelio que los acompañan, vete metiéndote en la escena, “como si presente te hallares”, que decía San Ignacio de Loyola. Utiliza tus cinco sentidos, como si estuvieras allí. Y escribe aquí tus sensaciones, tus impresiones, tu diálogo con Jesús:

— Mira que somos malos; nos vienes a salvar y nosotros te matamos. Qué inteligentes. Y, ¿qué muerte?, porque te hicimos casi de todo, vamos que podrías no haber llegado ni siquiera a la cruz, pero tú quisiste llegar , par que se cumpliera la Escritura y creyéramos. Después de todo, mal agradecidos.
— Me imagino allí, siendo uno de los discípulos de Jesús, pensando en muchas cosas, pensando en cómo ha podido Jesús llegar a estar clavado en la cruz, apunto de morir, en si Jesús es en verdad Hijo de Dios porqué éste no le salva, pensando en todo lo que nos había enseñado Jesús hasta ese momento, meditando cada una de sus palabras, de sus oraciones, de sus milagros, de sus actos, y pensando, “ahora, qué voy a hacer yo. Si mi maestro ha muerto por defender estos hechos, yo no voy a seguir el mismo camino para morir en una cruz al igual que él, quizás yo con ayuda de los demás discípulos de Jesús sí podré, seré capaz de evangelizar la tierra entera, que a lo mejor su muerte sirve para que todo el mundo se eche atrás o al contrario todos creamos en él”.
Claro que de todas formas es imposible que Dios haya enviado a su Hijo para que muera en la tierra, algún plan, algo tiene que tener preparado para que dentro de poco todo vuelva a ser como antes o mejor. En realidad, Jesús no ha muerto, sólo se ha alejado de nosotros, pero donde quiera que ahora esté nos va a seguir ayudando en la tarea que él mismo nos encomendó. Todos vivimos según Dios quiera y gracias a él.