viernes, 12 de junio de 2009



— Giovanni Bellini, Nunc Dimittis (1505-1510)


— Tomaso Albinoni, Adagio



Ayer celebrábamos con toda la Iglesia una fiesta muy entrañable: la Presentación del Señor. Se la conoce también como la Candelaria o las candelas, en referencia a las pequeñas velitas que se bendicen ese día y que recuerdan aquellas palabras misteriosas que el anciano profeta Simeón dijo a María y José cuando éstos fueron con el niño Jesús al Templo, para presentárselo al Señor: “eres luz para alumbrar a las naciones”. Muchos de nuestros pueblos la han celebrado. Es una de esas fiestas de invierno en la que la gente sencilla veía la lucha entre el bien y el mal, en este caso, entre la luz y las tinieblas.
Y precisamente de luz van los cuadros que vas a contemplar hoy. Son de un pintor renacentista, Giovanni Bellini, veneciano por más señas. Procedía de toda una familia de pintores que hacían milagros con los dedos. Vivió en el Renacimiento, época que conoces de sobra por estudiarla en Literatura, en Música, en Historia... En este cuadro puedes contemplar algunos de los rasgos de esta época: belleza de las figuras humanas, paisajes que recuerdan lo ideal de la vida campestre y los mitos griegos. Pero sobre todo, una luz especial, que baña toda la escena, una luz casi casi sobrenatural que nos hace entrar en otra dimensión.
Más o menos conoces la historia. José y María suben al Templo de Jerusalén como todos los piadosos padres israelitas, a ofrecer su hijo al Señor. Y se encuentran con algo que no esperan: dos ancianos dicen lo que ellos ya saben, que ese niño es el Salvador... Fíjate en el cuadro, María y el Niño ocupan el centro de la escena. Y a ambos lados el anciano Simeón y la profetisa Ana, que servía en el Templo desde muy joven. Para más detalles, escucha ahora cómo ocurrieron las cosas:

EVANGELIO (Lucas 2, 22-32): Mis ojos han visto a tu Salvador

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
-«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»


1. Contempla la escena mientras escuchas la pieza de hoy. Este Adagio en sol menor de Albinoni es posiblemente una de las piezas de música barroca más hermosas. Una música en tono menor, melancólica, como de alegría contenida. Escribe aquí los sentimientos que te sugiere esta ecuación: X = pintura + música.




2. En esta escena, Dios habla a través de personas mayores (Simeón y Ana). Son nuestros mayores, esos ancianos que nos transmiten la sabiduría de la vida. ¿Cómo es tu relación con las personas mayores? Piensa en tus abuelos, por ejemplo. ¿Qué te gusta de ellos? ¿Les haces caso?




3. El día de las candelas se celebra tradicionalmente el Día de la Vida consagrada. Este año el lema ha sido “Si tu vida es Cristo, manifiéstalo”. Qué religiosos conoces (frailes, monjas, etc.)? ¿Qué es lo que más te atrae de su vida y/o testimonio?




4. Aquí tienes otras dos versiones sobre el mismo tema y pintadas por el mismo autor. Fíjate en las diferencias. ¿Con cuál te quedas? ¿Por qué?









5. “Nunc dimittis” es el nombre del discurso que se "marcó" Simeón en aquel momento y que comienza con estas dos palabras en latín. Aquí tienes también la traducción al castellano. Terminamos rezando juntos estas palabras, que puedes aprender de memoria para rezar por la noche antes de acostarte:

Nunc dimittis servum tuum, Domine,
secundum verbum tuum in pace:
Quia viderunt oculi mei salutare tuum
Quod parasti ante faciem omnium populorum:
Lumen ad revelationem gentium,
et gloriam plebis tuae Israel.


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Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

martes, 2 de junio de 2009

He Qi - El Señor

He Qi, Llamando a los discípulos,

Tened calma,

El Señor Resucitado

¯ W. A. Mozart, Sonata para piano nº 11 en la mayor (K331)

III. Alla turca

Termina aquí nuestra experiencia de evangeliz@rte. Durante varias semanas has podido poner en juego tus cinco sentidos para darte cuenta de que la verdad, el bien y la belleza están dentro de ti, esperando que tú los despiertes y puedan salir afuera y manifestarse en tu vida... Ya sabes cómo se hace. Ahora, te toca a ti.

En la evaluación, algunos pedías artistas contemporáneos, y aquí tenéis a uno muy curioso. Es asiático, se llama He Qi y es una mezcla entre el cubismo de Picasso, las difíciles posturas corporales de los jeroglíficos egipcios y el colorido de Marc Chagall o de Sieger Köder. Vas a contemplar tres cuadros diferentes, todos ellos con el Señor Jesús en el centro, porque el centro es el Señor.

Y puedes regalar también tus oídos con esta famosa melodía de Mozart. Es la conocida marcha “alla turca”. Su inconfundible sonido, su aire oriental y su alegría cuadran muy bien con Jesucristo, que es inconfundible, nació en Oriente próximo y que tiene la manía de que seamos felices. Por cierto, ¿sabías que escuchar música de Mozart te hace más inteligente (es lo que se conoce como el efecto Mozart)?


En el primer cuadro, “Llamando a los discípulos” fíjate bien en los colores cálidos (gama de los rojos, naranjas, ocres). Es la llamada, el momento del primer amor, del flechazo. Los cuatro hermanos (Andrés y Pedro por un lado, Santiago y Juan por otro) ponen a Jesús en el centro de sus vidas... ¿Y tú?

En el segundo cuadro, “Tened calma”, recuerda la escena de la pesca milagrosa y de la tempestad calmada. Colores fríos (azules, verdes) que recuerdan a los discípulos los peligros del mar, los peligros de sus propias vidas de pe(s)cadores. Pero están con Él, no importa. La paloma con el ramo de olivo recuerda aquella que anunció a Noé la paz tras el diluvio, pero también es el Espíritu Santo que nos unge con aceite de júbilo. Jesús muestra su poder al extender los brazos: es el nuevo Moisés que calma las aguas.

Por último, “el Señor resucitado”. Cristo nuevamente en el centro. Toques intensos de rojo pasión, amarillo de gloria, azul de humanidad. Abajo las miróforas (las mujeres que llevaron a la tumba los ungüentos y se encontraron la sorpresa) y los discípulos (red en mano para volver a su antiguo trabajo). Arriba los judíos y los romanos, los primeros sobornando a los segundos para que mientan sobre la resurrección. Y Jesús que se queda con nosotros para siempre en el milagro de la eucaristía.

1. Ya tienes experiencia. Contempla cada uno de los cuadros. Medita la explicación y escribe aquí con cuál de los tres te quedas y por qué. Piensa que sería el cuadro que resumiera un poco tu vida, el cuadro que tu eliges como DNI a partir de ahora.

viernes, 17 de abril de 2009

Resurreción



— M., Grünewald, Retablo del altar de Isenheim, Resurrección

— U2, White as snow


Y para celebrar la resurrección, viejos conocidos. Por una parte, tienes de nuevo el retablo del altar de Isenheim, pero esta vez no contemplas al crucificado, sino al resucitado. Posiblemente te encuentres ante la representación más atrevida y curiosa que te hayas encontrado nunca sobre la resurrección. Por otra, vas a escuchar lo último de U2, una canción titulada “White as snow”, “Blanco como la nieve”, una canción que intenta reflejar los últimos pensamientos de un soldado que muere por una bomba en Afganistán. “Blanco como la nieve”, es el color de la Pascua y de la vida nueva que el Señor nos regala por su resurrección.
¡Disfruta de la alegría de la Pascua!

1. Lee el siguiente texto. Son declaraciones de Bono, el vocalista de U2 en una entrevista con un periodista agnóstico que le preguntaba sobre su fe (Bono siempre se ha declarado católico practicante):
«Hay que intentar no ser demasiado duros con la Iglesia de Roma. La Iglesia tiene sus problemas, pero cuanto mayor me hago, más me conforta. Me gusta, además, la experiencia física de pertenecer a una multitud de gente humilde que reza con la cabeza baja. Y después está la iconografía, las vidrieras, los colores litúrgicos, el aroma del incienso...
La respuesta laica a la historia del Cristo siempre dice algo así: “Era un gran profeta, obviamente un tipo muy interesante, tenía mucho que decir, en la línea de otros profetas, sean Elías, Mahoma, Buda o Confucio”. Pero la realidad es que Cristo no te permite decir esto. No te deja salir por ahí. Cristo dice: no, yo no digo “soy un maestro”, no me llaméis maestro. Ni estoy diciendo “soy un profeta, sino: “Soy el Mesías”. “Yo soy Dios encarnado”. Y la gente dice: “Por Dios, mira, intenta ser sólo un profeta. Un profeta es algo aceptable. Sólo eres un poco excéntrico ¡Si ya estaba Juan el Bautista, que comía hierbas y saltamontes! Pero por favor, no digas esa palabra con la M..., no digas que eres el Mesías” Y Cristo responde: “Sé que esperáis que vuelva con un ejército para liberaros del mal, pero lo siento, soy de verdad el Mesías”. Así que lo que te queda es que, o Cristo era quien decía que era –el Mesías– o era un completo chiflado, tipo los de los explosivos, que se puso una tira en la frente que decía “rey de los judíos” y subió a la cruz buscando el martirio... No bromeo, Michka (así se llama el periodista). La idea de que el curso de la civilización ha cambiado, que se ha vuelto del revés, debido a un chiflado... para mí, eso sí que es difícil de creer», sostiene Bono.
«¡Pero no ha sido el único en proclamarse Mesías!», replica el periodista. «Sí, pero los demás no han cambiado el curso de nada», responde Bono. «Cuando miro a la cruz de Cristo, veo todas mis estupideces, y también las de los demás. “¿Quién era este hombre?”, me pregunto. ¿Era quien decía ser, o era solo un loco? Creo que de momento, es una pregunta a la que nadie podrá responder...», concluye, sorprendiendo al agnóstico Michka Assayas con toda una declaración de fe.

¿Qué opinas? ¿Estás de acuerdo? ¿En qué sí? ¿En qué no?
— Sí, estoy de acuerdo. Puede que fuese un loco (como fue considerado en su tiempo), pero si no lo era... Nunca lo sabremos. Sólo podemos responderlo desde la fe y desde sus mártires.
— Estoy de acuerdo con él en que como un loco cambiase a toda la civilización no es coherente.
— Me parece que tiene razón, Cristo puede parecer un loco, un chiflado que hace tonterías y se cree el mejor, pero en realidad es el hombre que salvó a la humanidad y lo dio todo porque los demás pudiéramos vivir en este mundo.
— La verdad es que algo tuvo que haber, ¿no? La libertad es como una flecha que puede dar en la verdad, pero dar de lleno es difícil.

2. Fíjate ahora en la canción. Es la más curiosa de cuantas han compuesto los de U2. Subraya la frase que más te llame la atención. Después las diremos todos juntos a modo de eco. Contempla
White as snow

Where I came from
there were no hills at all.
The land was flat,
the highway straight and wide.
My brother and I
would drive for hours.
Like we had years
instead of days.
Our faces as pale
as the dirty snow.
Once I knew there was a love divine.
Then came a time
I thought it knew me not.
Who can forgive forgiveness
where forgiveness is not?
Only the lamb
as white as snow.
And the water, it was icy.
As it washed over me.
And the moon shone above me.

Now this dry ground
it bears no fruit at all.
Only poppies laugh
under the crescent moon.
The road refuses strangers,
the land the seeds we sow.
Where might we find the lamb
as white as snow?
As boys we would
go hunting in the woods,
to sleep the night shooting out the stars.
Now the wolves are very passing stranger.
Every face we cannot know.
If only a heart could be
as white as snow.
If only a heart could be
as white as snow.

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Blanco como la nieve

De donde vengo,
no había colinas en absoluto.
La tierra era plana,
la carretera recta y amplia.
Mi hermano y yo
podríamos conducir durante horas.
Al igual que hemos tenido años
en lugar de días
Nuestras caras son pálidas
como la nieve sucia.
Una vez que sabía que había un amor divino.
Luego llegó un momento
que pensé que no me conocía.
¿Quién puede perdonar el perdón
dónde ni siquiera hay perdón?
Sólo el cordero
blanco como la nieve.

Y el agua, era de hielo.
Lavándome.
Y la luna brillaba por encima de mí.

Ahora esta tierra seca
no da ningún fruto en absoluto.
Sólo las amapolas ríen
bajo una luna creciente.

El camino se niega a los extraños,
la tierra sembrada con nuestras semillas.
¿Dónde podemos encontrar
el cordero blanco como la nieve?
Queremos que los niños
vayan de caza al bosque,
a dormir la noche debajo de las estrellas.
Ahora los lobos son extraños que pasan.
Cada cara que no podemos conocer.
Si sólo un corazón pudiera ser
blanco como la nieve.
Si sólo un corazón pudiera ser
blanco como la nieve.

3. Contempla ahora la imagen y sus detalles ¿Qué te parece? ¿Qué tiene que ver esta canción con la resurrección? ¿Quién es el blanco cordero?



— Pues Cristo nos liberta.
— El cordero es Jesucristo.
— Se ve la caída de los hombres (soldados), pero aparece un cordero blanco, que es Jesús resucitado, con un corazón puro.
— Me parece una imagen de esperanza y ánimo para el hombre. Creo que habla de la resurrección en tu interior, de cómo la vives tú en tu propia fe. El blanco cordero puede ser Dios, Jesús, el Espíritu Santo o quizás los tres a la vez...

jueves, 2 de abril de 2009

Momentos de pasión

— Paul Gauguin, Cristo en el huerto de los olivos, Cristo amarillo y Cristo verde en el calvario bretón

Paul Gauguin (1848-1903) es un pintor postimpresionista que nunca fue cristiano, pero al que le impresionaba la fe sencilla pero sincera de los bretones en Francia (puedes ver a las mujeres bretonas vestidas con sus trajes típicos en sus cuadros). Por eso pinto varios motivos de la vida de Cristo, identificándose con los sufrimientos del Redentor. Hoy vas a experimentar estos momentos de pasión a través de tres de sus obras.

— W. A. Mozart, Requiem, Domine Iesu.





1. Del evangelio según San Marcos
Fueron a una finca, que llaman Getsemaní y dijo a sus discípulos
— Sentaos aquí mientras voy a orar.
Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:
— Me muero de tristeza: quedaos aquí velando.
Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:
— ¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quiere
Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
— Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil.
De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabra Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargado Y no sabían qué contestarle. Volvió y les dijo:
— Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.


— Siento impotencia, incomprensión. Un amor no devuelto como se mereciera. Jesús siente miedo, pero los discípulos parecen ignorar el momento. Éste se vale de imágenes, señales; pero carecen de importancia para los discípulos. Llegó la Hora.
— No se dan cuenta de lo que han perdido hasta que ya es tarde.
— Yo creo que hubiera hecho lo mismo que Santiago y Juan en ese momento.



2. Del evangelio según San Marcos
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: EL REY DE LOS JUDIOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: «Lo consideraron como un malhechor.»
Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
— ¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.
Los sumos sacerdotes, se burlaban también de él diciendo:
— A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.
También los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
— Eloí Eloí lamá sabactaní. (Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)
Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
— Mira, está llamando a Elías.
Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:
— Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.
Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.


— Otra vez el Señor incomprendido. Esta vez por los otros dos crucificados y por aquellos que lo insultaban a su paso. Lo etiquetaron de malhechor.
— La mayoría tiende a lo erróneo.
— En el segundo cuadro me veo en la tarde de tinieblas, veo cómo todos insultan a Jesús y me siento triste, triste porque tengo miedo de ayudar a Jes´´us porque me podrían matar a mí también, no lo puedo hacer; Jesús me mira y me siento como mejor que antes.



3. Del evangelio según San Juan
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
— Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Luego, dijo al discípulo:
— Ahí tienes a tu madre.
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

— Jesús da el amor que le queda con su Madre y Juan. A pesar de o sufrido tine fuerzas para decírselo al discípulo amado.
— Me impresionaría mucho si yo estuviera en el lugar del discípulo al decirle: “ahí está tu madre”.
— En el último cuadro me veo como Juan y Jesús me habla; cuando termina por un aparte me siento bien (porque soy acogido en su casa) y por otra mal porque sé que Jesús va a morir, pero todos sabemos que resucitará.

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Contempla los tres cuadros, lee los fragmentos del evangelio que los acompañan, vete metiéndote en la escena, “como si presente te hallares”, que decía San Ignacio de Loyola. Utiliza tus cinco sentidos, como si estuvieras allí. Y escribe aquí tus sensaciones, tus impresiones, tu diálogo con Jesús:

— Mira que somos malos; nos vienes a salvar y nosotros te matamos. Qué inteligentes. Y, ¿qué muerte?, porque te hicimos casi de todo, vamos que podrías no haber llegado ni siquiera a la cruz, pero tú quisiste llegar , par que se cumpliera la Escritura y creyéramos. Después de todo, mal agradecidos.
— Me imagino allí, siendo uno de los discípulos de Jesús, pensando en muchas cosas, pensando en cómo ha podido Jesús llegar a estar clavado en la cruz, apunto de morir, en si Jesús es en verdad Hijo de Dios porqué éste no le salva, pensando en todo lo que nos había enseñado Jesús hasta ese momento, meditando cada una de sus palabras, de sus oraciones, de sus milagros, de sus actos, y pensando, “ahora, qué voy a hacer yo. Si mi maestro ha muerto por defender estos hechos, yo no voy a seguir el mismo camino para morir en una cruz al igual que él, quizás yo con ayuda de los demás discípulos de Jesús sí podré, seré capaz de evangelizar la tierra entera, que a lo mejor su muerte sirve para que todo el mundo se eche atrás o al contrario todos creamos en él”.
Claro que de todas formas es imposible que Dios haya enviado a su Hijo para que muera en la tierra, algún plan, algo tiene que tener preparado para que dentro de poco todo vuelva a ser como antes o mejor. En realidad, Jesús no ha muerto, sólo se ha alejado de nosotros, pero donde quiera que ahora esté nos va a seguir ayudando en la tarea que él mismo nos encomendó. Todos vivimos según Dios quiera y gracias a él.

jueves, 26 de marzo de 2009

M. Grünewald - Crucifixión



— M. Grünewald, Retablo de Issenheim, Crucifixión
— Allegri, Miserere

Estamos ya muy cerca de la Semana Santa y este V domingo de Cuaresma nos invita a darnos cuenta de que la cruz de Jesús es su gloria. La gloria de Dios en la Biblia es la presencia del Señor en medio de su pueblo. Y eso es Jesús crucificado para nosotros: presencia que cura, sana y salva, porque incluso lo más horrible de nuestra vida (la muerte) él la ha sufrido y la ha vencido.
Vas a contemplar una de la piezas que componen el político (varias tablas distintas) del altar de Isenheim, un pueblecito que está a una hora de Friburgo, en la frontera entre Francia y Alemania. El retablo contiene varias escenas (anunciación, resurrección, etc.) pero l a que hoy contemplas es la crucifixión. Este retablo fue pintado entre los años 1523 y 151 para la capilla del hospital en honor de las víctimas de una peste que asoló Isenheim. El artista era un hombre melancólico, casi desconocido para los historiadores. Como fondo, escuchas el salmo 50, el famoso Miserere, en la versión del italiano Allegri. Hay una curiosa anécdota en torno a esta obra. Resulta que desde 1640, año en que se estrenó, este Miserere sólo se tocaba en las celebraciones del Papa para la Semana Santa en Roma. Era imposible copiar sus ¡ocho voces! Pero un niño de 14 años, con escucharlo una vez, fue capaz de memorizarlo y transcribirlo por entero. Aquel niño era Wolfgang Amadeus Mozart. El papa Clemente XIV, impresionado por aquel “pequeño ladrón musical” lo nombró Caballero de la Orden de la espuela de Oro.

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (12, 20- 33)

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos gentiles; éstos acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
— Señor, quisiéramos ver a Jesús.
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó:
— Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva el Padre le premiará. Ahora mi alma está agitada y, ¿qué diré? : Padre líbrame e esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre glorifica tu nombre.
Entonces vino una voz del cielo:
— Lo he glorificado y volveré a glorificarlo
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo:
— Esta voz no he venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

1. Lee el texto del evangelio y haz como Mozart, pero tú lo vas a tener más fácil. Sólo tienes que memorizar la frase del evangelio que más te haya llamado la atención. Escríbela aquí y repítela hasta aprenderla y procura repetirla varias veces a lo largo del día. Verás que tu vida cambia...



2. Un conocido sacerdote y escritor holandés de nuestros días ha escrito lo siguiente sobre este retablo: “Esta obra no es sólo el retablo más espectacular que jamás haya sido realizado, sino también el más conmovedor de todos. Cuando vi el cuerpo flagelado, escuálido y cubierto de llagas de Jesús en la cruz, tuve una sospecha de cuál pudo ser la reacción de las apestadas y moribundas víctimas en el siglo XVI. En ese retablo vieron a su Dios, con las mismas úlceras supurantes que tenían ellos, lo cual les hizo tomar conciencia con una fuerte impresión de lo que realmente significa la Encarnación. Vieron brillar juntos en esa figura sufriente la solidaridad, la compasión, el perdón y un amor infinito. Vieron que, en medio de su angustia mortal, Jesús no les había dejado a su suerte”. ¿Qué opinas?





3. Fíjate en los detalles. La cruz de Jesús es como una flecha que apunta al cielo. El Señor se retuerce de sufrimiento en la cruz; su rostro, sus miembros están totalmente desfigurados. Le acompañan María Magdalena arrodillada sola y llorando, con un frasco de perfume al lado para ungir el cuerpo de Jesús en la sepultura; están Juan y la madre de Jesús. Y también Juan, el bautista, con el símbolo del cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Imagínate que estás allí. ¿Qué personaje serías? ¿Qué sentirías? ¿qué dirías? ¿Qué harías?





4. Contempla de nuevo el cuadro durante unos momentos y escribe ahora aquí tu oración:

viernes, 13 de marzo de 2009

El Greco y Matt Maher - Un Jesús diferente




— El Greco, La purificación del templo (diferentes versiones)

— Matt Maher, Your grace is enough

A veces nos hemos formado una imagen de Jesús demasiado dulzona, pero lo cierto es que el Señor también tenía genio, como cualquiera de nosotros. Había cosas demasiado importantes en su vida y en la de los demás como para andarse por las ramas. Su mirada es compasiva, pero al mismo tiempo exigente, y un episodio como el que nos narra el evangelio del próximo domingo nos lo recuerda.
Conoces de sobra a El Greco. Él y su escuela solían pintar diferentes versiones de un mismo tema, y por eso hoy tienes tres imágenes distintas de la escena que vamos a contemplar. El complemento perfecto es esta canción “cañera” de Matt Maher, un católico norteamericano que nos enseña que la música pop y el cristianismo no están reñidos, sino todo lo contrario. O como decía Juan Pablo II: se puede ser joven cristiano y profundamente moderno.


1. Lee el texto del evangelio y subraya la frase que te llame :

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (2, 13- 25)

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
-- Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: "el celo de tu casa me devora".
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
-- ¿Qué signos nos muestras para obrar así?
Jesús contestó:
-- Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Los judíos replicaron:
-- Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de lo que había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía, pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.



2. Si Jesús hoy nos tuviera que recriminar algo como seguidores suyos, ¿qué crees que sería?



3. Aquí tienes la letra de la canción en inglés y su traducción al castellano. Subraya la frase que más te llame la atención y escribe aquí la oración que te sugiera:

Great is your faithfulness oh God
You wrestle with the sinner's heart
You lead us by still waters into mercy
And nothing can keep us apart
So remember your people
Remember your children
Remember your promise, oh God
Your grace is enough.
Your grace is enough.
Your grace is enough.
Your grace is enough for me.
Great is your love and justice God.
You use the weak to lead the strong.
You lead us in the song of your salvation
And all your people sing along.
So remember your people.
Remember your children.
Remember your promise, oh God.
Your grace is enough (x3)
Your Grace is enough
Heaven reaching down to us
Your Grace is enough for me
God, I see your grace is enough
I'm covered in your love
Your grace is enough for me

---

Grande es tu fidelidad, Oh Dios,
Luchas con el corazón del pecador
Nos conduces por aguas tranquilas la misericordia
y nada puede apartarnos (de ti)

Por eso, acuérdate de tu pueblo,
Acuérdate de tus hijos
Recuerda tu promesa, oh Dios.

Tu gracia basta
Tu gracia basta
Tu gracia basta
Tu gracia me basta

Grande es tu amor y tu justicia, Dios.
Usas al débil para llevar al fuerte.
Nos introduces en el canto de tu salvación
Y todo tu pueblo canta unido.

Por eso, acuérdate de tu pueblo,
Acuérdate de tus hijos
Recuerda tu promesa, oh Dios.

Tu gracia basta... (x3)

Tu gracia es bastante
El cielo se ha inclinado hacia nosotros
Tu gracia me basta

Dios, Sé que tu gracia es bastante
Estoy inundado por tu amor
Tu gracia me basta.

martes, 3 de marzo de 2009

Rafael - La Transfiguración




— Rafael Sanzio, La transfiguración (1516-1520)

— W. A. Mozart, Sinfonía nº 40 en sol menor, Molto allegro (1er movimiento)



Uno oye hablar de Velázquez o Picasso y sabe perfectamente de quiénes se trata. No importa el nombre, sino el apellido. Pero en el pintor del
evangeliz-@rte de hoy pasa al contrario (la Cuaresma lo cambia todo...). Uno o ye hablar de un tal Sanzio y no tiene ni idea, pero le dicen el gran pintor Rafael y dice:¡me suena!
La tabla que vas a contemplar es impresionante. Se encuentra en los musesos vaticanos, en unas salas que llevan precisamente el nombre de este gran pintor y que son de lo más visitado de todas aquellas dependencias. Si Dios quiere tendremos la suerte de contemplarlo al natural in situ, pero de momento nos conformamos con esta imagen.
La escena la conoces. Jesús se transfigura, muda si figura antes de la pasión, revela a los discípulos su gloria, para que crean tan sólo un poquito más en él. Él es Jesús, el Cristo, el rey de la gloria, el Hijo amado del Padre, superior a la Ley y a los Profetas, simbolizados en Moisés y Elías. Y el ingenuo de Pedro que quiere hacer tres tiendas para que esa situación dure, sin darse cuenta que la luz no existe sin la cruz...
Vas a escuchar música de Mozart, posiblemente la segunda melodía más famosa de todas cuantas compuso. Esta sinfonía en to no menor cuadra muy bien con esta escena en la que se entremezclan la luz y la tiniebla, el bien y el mal, el ya pero todavía no, la gloria y la cruz.


1. Lee despacio el texto del evangelio de este próximo domingo y subraya aquello qué toque tu corazón. Dale vueltas. ¿Qué te querrá decir Dios a través de ello? Intenta escribirlo aquí

+ Lectura del santo evangelio según san Marcos (Mc 9, 2-10)
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún lavandero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Ellas.» Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.» De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.» Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».







2. Pedro, Santiago y Juan viven una experiencia fuerte de Dios y esto hace que se olviden de sí mismos. Fíjate en que San Pedro no se preocupa de él ni de los otros dos, sino sólo de construir una tienda para Jesús, otra para Moisés, otra para Elías. ¿Te ha pasado a ti esto alguna vez? Escribe alguna ocasión en que hayas sido generoso, pensando antes en los demás que en tí mismo:






3. Fíjate ahora en la parte inferior del cuadro. Rafael ha pintado la escena con la que sigue el evangelio. Es la del padre que tiene un hijo endemoniado y quiere que el Señor lo cure. Su grito es conmovedor: “Creo, Señor, pero aumenta mi fe”. ¿Y tú? ¿De qué demonios te tendría que curar el Señor? ¿Por quién le pedirías, a quién le llevarías para que lo/la/les curara?




4. Vuelve a fijarte en la parte superior del cuadro, en ese Cristo que es a la vez resucitado (vestiduras blancas, luminosidad, fuerza) y crucificado (brazos abiertos como si estuviera clavado en la cruz). Y escríbele aquí tu oración:







Rezamos juntos:


Señor Dios nuestro:Cuando tu Hijo se transfiguró,diste ojos de fe a los apóstoles para que pudieran ver más allá de las aparienciasy para reconocer a Jesús como tu Hijo amado.Esta visión en el Tabor les dio fuerza para la hora de la prueba.Cuando parezca que nuestra fe y nuestra confianza nos abandonan, en momentos difíciles y oscuros,que tu Hijo nos lleve también a nosotros al Monte Tabor y nos haga vislumbrar su luz resplandeciente, para que con renovado coraje y generosidad veamos a dónde él quiere que vayamosy estemos dispuestos a seguirle. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.